Una
industria que ha crecido a finales del siglo
XX y principios del XXI es la del software,
la que está efectuando exitosas exportaciones
no tradicionales.
La red caminera es buena y el turismo crece
rápidamente. El turismo y los servicios
financieros constituyen importantes recursos
económicos.
Al
igual que en otros países de la región,
en los '90 se hicieron políticas
de apertura económica (Mercosur)
y reforma del Estado, aunque no se han realizado
tantos cambios como en los países
vecinos. Es de destacar la existencia del
secreto bancario en su sistema financiero.
Tradicionalmente,
Uruguay también tiene elevados niveles
de educación, bienestar social y
cuidado de la salud. El Uruguay está
situado en el puesto número 46[1]
acuerdo con el IDH publicado por el PNUD
en el 2007 con datos referidos al año
2005.
Tras décadas de proteccionismo e
intervencionismo estatal, el llamado "Neobatllismo",
del cual el presidente Luis Batlle Berres
fue el más insigne representante,
en los años 1970, en plena dictadura
cívico-militar, el ministro Alejandro
Végh Villegas implementó una
liberalización de la economía,
cuyos efectos todavía se hacen sentir:
el país abrió sus mercados
de capitales, se dolarizó la economía,
se desregularon los salarios, se promovieron
las exportaciones no tradicionales y crecieron
las importaciones.
Desde
luego, hubo altibajos; otro ministro de
la dictadura, Valentín Arismendi,
implementó un sistema de paridad
cambiaria conocido popularmente como "la
tablita"; a fines de 1982 se hizo insostenible,
y se disparó la cotización
del dólar estadounidense, lo que
ocasionó una severa crisis económica
y deterioro salarial. Tras la restauración
democrática en 1985 se intentó
paliar los efectos de esta política,
por medio de la llamada "flotación
sucia", y se trató de recuperar
la capacidad adquisitiva de los salarios
mediante convocatorias a consejos de salarios.
El
inicio de los años 1990 implicó
una marcada reorientación del desarrollo
y una aceleración del crecimiento
económico hasta 1998. Por un lado
se planteó la apertura unilateral,
es decir, respecto a terceros países
y marcó el proceso de integración
regional del Mercosur. Por el otro se trató
de privatizar y desregular los mercados
(se dejó de convocar los consejos
de salarios). Simultáneamente se
instauró un programa de estabilización
basado en el ancla cambiaria. La conjunción
de esos factores generó una apreciación
de la moneda uruguaya respecto al dólar
y una tendencia al déficit comercial
provocado por una fuerte expansión
de las importaciones. El patrón de
crecimiento generado en la década
de los noventa no logró superar debilidades
estructurales del sistema financiero, es
decir, no mejoró la eficiencia de
los bancos ni públicos ni privados
y la asignación de créditos
no se realizó de un modo eficiente.
Se asistió a un fenómeno de
burbuja financiera.[2]
Tras
la crisis bancaria de 2002, el país
tuvo un repunte en sus indicadores económicos;
pero al mismo tiempo, hay un extendido fenómeno
de fragmentación social y económica,
alejado de la tendencia histórica
a una sociedad hiper-integradora. El gobierno
del Frente Amplio volvió a convocar
los consejos de salarios en procura de redistribución
de poder adquisitivo; también implementó
planes sociales de ayuda, cuyo efecto a
largo plazo todavía está por
verse.
DATOS
ECONOMICOS BASICOS
Producto Interior Bruto (2005): 16.800 millones
de US$[3]
PIB per capita (2005): 5.100 US$
Tasa de crecimiento del PIB (2005): 6,6%
Producto Interior Bruto PPA (2008): 42.300
millones de US$[4]
PIB per capita PPA (2008): 12.450 US$
Tasa de crecimiento del PIB (2008): 8,1%
Distribución del PIB total por sector
económico (2002)
Agricultura, Silvicultura y Pesca: 6,6%
Industria: 17,6%
Industrias manufactureras y minería:
17,6%
Servicios y construcción: 75,8%
Inflación (2005): 4,9%[5]
Deuda externa aprox. (2004): 13.600 millones
de US$
Importaciones (2004): 3.500 millones de
US$
Exportaciones (2004): 3.421 millones de
US$
Tasa de desempleo (feb. 2006): 12,4%[6]
Tasa de subempleo (feb. 2006): 13,8%
Tasa de pobreza (2008): 19,4%[7]
Tasa de indigencia (2008): 1,7%
Principales países clientes: Brasil,
Argentina y Estados Unidos
Principales países proveedores: Argentina,
Brasil y Estados Unidos
INDUSTRIA
En los últimos años la industria
del software en Uruguay ha mostrado un importante
dinamismo, reflejando un crecimiento constante
de sus exportaciones. Hoy en día,
la industria del software uruguayo representa
el 5,7% de las exportaciones totales del
país. La industria del software uruguaya
tiene una clara orientación al desarrollo
de productos comerciales y gran experiencia
en el desarrollo y marketing. Al año
2004 las ventas de software fueron de 226
millones de dólares y se exportaron
809 millones de dólares lo que representa
el 39,3%.
Entretanto,
el teletrabajo en Uruguay está viviendo
un nada despreciable nivel de actividad,
que todavía está por cuantificarse.